¡Hola dulcecitos!
Hoy toca otra entrega de resúmenes de libros, esta vez de un capítulo del libro "Infancia y educación artística" de D.J. Hargreaves.
Este libro, trata de la importancia de la educación artística que propoorciona a los niños la oportunidad de desarrollar su personalidad, valores sociales y morales y la autoestima.
En este caso, he escogido el capítulo que más me ha llamado la atención, el capítulo III "Los dibujos de los niños".
Dibujar siempre se ha visto como una actividad placentera que sirve
para decorar o como recompensa. Si un niño dibuja mal no se pone solución con
tanta rapidez como si se tratase de la lectura, escritura o aritmética. No hay
criterios que determinen un rango de dibujo para cada edad, así, muchos dicen
que no se debe enseñar a dibujar porque se rompe con la naturalidad de las
personas. Aun así, dibujar supone resolver problemas (plasmar tres dimensiones
en dos) y eso no quita que sea divertido.
- El caso de ausencia de torso
Una de las
primeras veces que el niño coge un lápiz se dedica a experimentar, pero poco a
poco se da cuenta de que los demás esperan que sus garabatos representen algo.
Uno de los primeros dibujos de los niños son las representaciones de las
personas.
A los 3 años los
niños realizan “figuras de renacuajo”, que son monigotes a los que les faltan
partes del cuerpo (compuestos por una cabeza y los brazos o piernas que salen
directamente de ella). También aparecen las “figuras de transición” donde, por
ejemplo, brazos, ombligo y botones aparecen en la parte baja de la figura. Hay
varias teorías que tratan de explicar estos hechos, unos afirman que es porque
los niños poseen una imagen incompleta del cuerpo, otros dicen que el monigote
carece de cuerpo pero este sí se encuentra en la imagen mental. A partir de
investigaciones también se ha descubierto que existe una tendencia a recordar
los elementos primero y último. Otros investigadores sostienen que el cuerpo se
encuentra en las “figuras de renacuajo”. Tras estas figuras aparecen las
figuras convencionales, que ya presentan cabeza, tronco y extremidades.
- La identificación del cuerpo
Para estimular adecuadamente a los niños para que
dibujen una representación más convencional de la figura humana se han
descubierto dos métodos: La copia, la profesora va dibujando en un papel y el
niño la imita, mientras ella le dice las diferentes partes del cuerpo. Por otro
lado, se ha realizado otro método que consiste en ordenar al niño que dibuje
una cabeza morada y un cuerpo verde, sorprendentemente la mayoría de los nuños
dibujó cuerpos convencionales.
- Dibújalo tal como es
Los niños al dibujar cosas de su entorno, añaden elementos
significativos para identificar las cosas mejor. Por ejemplo, si se les coloca
una taza delante con el asa hacia atrás, los niños aunque no vean esa asa, la
dibujarán porque es un elemento significativo y sin él su dibujo no parecerá
una taza. Generalmente se ven reacios a no dibujar estos elementos
significativos aunque no los vean, es decir, se muestran reacios a omitir cosas
que no se ven. El dibujo que muestra un objeto desde cierto punto de vista (la
taza sin asa) se llama cuadro centrado
en el espectador, en cambio, el dibujo que muestra la información procedente
del objeto (la taza con asa) se denomina cuadro
centrado en el objeto. Los niños tienden a dibujar los segundos, mientras
que los niños mayores o los adultos los primeros.
Como ejemplos en el libro aparecen un cubo, una mesa
y dos pelotas juntas (que una tape a la otra). En todos estos dibujos siempre
se tiene que sacrificar algo de información. Y vemos cómo en el caso de las
pelotas, los niños tienden a dibujarlas separadas con tal de no omitir nada.
- “No soy muy bueno dibujando”
- Enseñar a los niños a dibujar lo que ven
Estudios demuestran que niños de 4, 5 o 6 años buscan
que sus dibujos se parezcan a un objeto o a una escena, aceptan indicaciones
sobre cómo dibujar lo que ven. Volvemos al ejemplo de la taza, se coloca una al
lado de otra. Una taza tiene el asa fuera del campo visual, y la otra no, es
decir, las tazas son idénticas salvo por su orientación. Los niños no tuvieron
problema en dibujar la escena tal como la veían, omitiendo el asa de una de las
tazas. ¿Por qué ocurrió esto? Pues bien, los niños omitieron el asa para
realzar la diferencia de orientación. Por ello manipulando el contexto se puede
llevar al niño a que realice una tarea centrada en el espectador.
Otro ejemplo que explica el autor es que les pide a
los niños que dibujen un ladrón detrás de un muro al que se le ve la cabeza.
Los de 6 años e incluso de 4 no tuvieron problema en hacer un dibujo centrado
en el espectador.
La manera de hacer que los niños se den cuenta es preguntarles
las partes que se ven y las que no. Hacia los 7 años los niños omiten cosas de
los objetos que no pueden ver satisfactoriamente.
Respecto a la profundidad, por ejemplo dibujar un
cubo, hacia los 12 años los niños lo dibujan correctamente. Aunque este aspecto
requiere una tutela especial, es decir, se desarrolla con la práctica.
- Conclusión
¡Esto es todo amigos! Hasta la próxima
Las dulces Tico Tico
Imágenes de "Infancia y educación artística" D.J. Hargreaves Ediciones Morata, S. A.
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